....ese sábado, 10 de diciembre, amaneció muy pero muy temprano.
Mis pensamientos tenían y repetían un nombre : Mariela. Mi bella y dulce Mariela
Mi corazón latía desbocado y no veía la hora de encontrarme con ella y poder decirle lo que sentía. Hummm...lo que venía preparando y repitiendo en mi cabeza hacía varios días atrás. Un ensayo de algo que en el momento de la verdad nunca pude decir.
No recuerdo bien si hablamos algo durante el día. Lo más probable es que si ocurriera. Tenía que estar seguro que nos veríamos aquella noche, pasara lo que pasara.
Lo más probable es que ese día no comiera mucho, pues el nudo en mi garganta y el temor de siempre: una respuesta negativa, aceleraban más mi corazón.
Estoy seguro que Ella ya sabía porque estaba tan desesperado por verla.....la hora estaba próxima...

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